El clásico esquema tripartito fue la directriz principal de la propuesta de iluminación.

Tanto la base como la parte superior fueron tratadas como zonas de alto nivel lumínico, con el fin de subrayar la volumetría del edificio y su presencia en el área. La zona intermedia se planeó entonces como una zona de luz tenue, con un fuerte enfoque en los detalles arquitectónicos, enalteciendo la apariencia general del hotel.

Esta rigurosa estrategia de iluminación fue enriquecida con el uso de luz cálida para acentuar el tono dorado de la piedra. Por último, un efecto linterna roja en la parte superior del edificio ofrece una anécdota contrastante y contemporánea, trayendo al hotel a nuestros días.