El concepto detrás del diseño para este gimnasio fue recrear la estética de los gimnasios de los años 80. Materiales toscos, estructuras expuestas y enormes graffitis por los renombrados artistas Tom Deam y Shaun Sper nos trasladan al caótico mundo del metro de Nueva York.

La luz tiene un papel clave en este proyecto, tanto como ayuda para la circulación como para la estimulación visual. Brillantes y saturados colores categorizan las distintas áreas de entrenamiento y crean un ambiente enérgico y entretenido para la actividad física. El uso de contrastes marcados añade dramatismo a la escena y aumenta la sensación de misterio y anonimato.

Las luminarias utilizadas complementan el ambiente rústico. Tubos de neón azul y rosa guían a hombres y mujeres a sus respectivos vestuarios, mientras que proyectores industriales revelan los graffitis en las paredes, derramando sus colores en el espacio. El ambiente logrado es surrealista, intenso e inspirador.