Análogamente al desarrollo del concepto arquitectónico, el esquema de iluminación de fachada apuntó a capturar la esencia de una ciudad árabe tradicional, pero con un acercamiento y estética contemporáneos.

Los faroles tradicionales fueron reinterpretados como luminarias de pared, proporcionando iluminación frontal en la circulación y marcando el ritmo de las fachadas. Versiones grandes y pequeñas del mismo artefacto se utilizaron a nivel de calle y pisos superiores respectivamente, para denotar los distintos grados de privacidad. Luminarias lineales bañan las pantallas, resaltando su diseño tradicional y verticalidad. Las cornisas superiores se iluminaron para marcar los distintos volúmenes y composición arquitectónica general.

El esquema de iluminación del paisaje apuntó no sólo a resaltar los exteriores, sino a crear un espacio de interacción humana y fomentar un sentido de comunidad.

Luminarias catenarias iluminan la espina y plaza, proporcionando una sensación acogedora y cívica. Iluminación oculta en los asientos contribuye a la iluminación general y proporciona una identificación clara y consistente de su función. Patrones de luz proyectados sobre el suelo, parecidos a sombras de árboles, dan al espacio un componente natural, dotando de carácter a la plaza central y destacándola visualmente del entorno.