El esquema de diseño de iluminación interior se desarrolló en torno a los diversos roles de la luz; la luz como forma, como función y como arte.

La luz como Forma consideró la luz como un elemento arquitectónico; revelando formas, enriqueciendo texturas y creando el ambiente adecuado para la contemplación y la introspección. La luz como Función se refirió al acto de iluminar; que tomó variados arreglos dependiendo del objeto en exhibición y sus alrededores. Por último, la Luz como Arte consideró la luz como una expresión artística en sí misma, basada en la premisa de que la luz implica conocimiento y espiritualidad. La forma en que cada uno de los anteriores se incorporó en las diferentes salas del museo dependió de la narrativa arquitectónica y el argumento de contenido del museo.

La intención del diseño de iluminación de fachada fue asegurar que la arquitectura hablara por sí misma. Nuestro enfoque se basó en revelar la belleza de las masas arquitectónicas al resaltar su composición bañando de luz los planos verticales. Esto se complementó con masas translúcidas auto iluminadas, creando un juego entre piezas brillantes y oscuras.

Como medio para vincular el paisaje circundante con el edificio, la ladera de la montaña fue equipada con puntos luminosos que se vuelven más densos hacia el museo, guiando a los visitantes hacia la entrada y proporcionando una escena inesperada desde la carretera.